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JORNADAS SALUD PUBLICA: TABACO Y MEDIOAMBIENTE

La Dirección General de Economía Circular participó el pasado 25 en las jornadas: “Salud pública frente al tabaco. Despegando hacia un futuro sin nicotina ni humo” que se celebraron en Talavera de la Reina (Toledo). Organizadas por la Consejería de Sanidad tenían como el objetivo prevenir el consumo de tabaco y reducir el tabaquismo en la región. Estas jornadas se celebran en el contexto de la “Semana sin humo”, que culminará en el Día Mundial Sin Tabaco de 2022 que este año gira en torno al tema: «El tabaco, una amenaza para nuestro medio ambiente».

2 de Junio de 2022

Las jornadas han reunido a agentes y expertos de distintos ámbitos, tanto de Salud Pública como del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, sociedades científicas, la AECC y las consejerías de Hacienda y Administraciones Públicas, Educación, Cultura y Deportes, Bienestar Social y Desarrollo Sostenible.

Desde la Organización Mundial de la Salud se ha lanzado la campaña con el objetivo de sensibilizar este año al gran público sobre el impacto ambiental que tiene el tabaco, desde su cultivo y producción hasta su distribución y consumo, sin olvidar los residuos que genera. Con este motivo la Consejería de Desarrollo Sostenible a través de su Dirección General de Economía Circular participó en estas jornadas en una mesa dirigida a conocer como el consumo y la industria del tabaco afecta al medio ambiente.

El tabaco, además de ser altamente perjudicial para la salud, tiene un alto impacto ambiental, produciendo contaminación atmosférica, deforestación, emisiones de gases de efecto invernadero, contaminación de aguas y suelos, entre otras.

Las plantaciones de tabaco y su curado posterior tienen un innegable impacto en el terreno, en la agricultura, en los bosques, en el medio ambiente en general y en la salud de quienes lo cultivan. Este proceso implica la deforestación, siendo la causa de alrededor del 5% de la desforestación en los países en los que se produce el tabaco.  Esta deforestación contribuye a un aumento de emisiones de CO2, al cambio climático y a la pérdida de biodiversidad y desertización. Pero también influye en el aumento de la erosión del suelo, disminuyendo su fertilidad y producción y alterando el ciclo del agua.

Además, el uso de pesticidas, fertilizantes, afecta a las zonas de cultivo, dejando la tierra debilitada e impidiendo que se pueda usar para otros cultivos.

La fabricación de los productos del tabaco produce unas emisiones estimadas anuales que equivalen a alrededor de 84 millones de toneladas métricas de CO2. El humo del tabaco contiene tres tipos de gases de efecto invernadero que contaminan tanto el aire interior como el exterior: dióxido de carbono, metano y óxidos de nitrógeno.

Pero el consumo de tabaco también produce impactos ambientales. El tabaco de tercera mano (TTM), que son los residuos químicos que se acumulan en el polvo, las superficies, los objetos o las cortinas, que pueden permanecer hasta seis meses después de dejar de fumar y que  contienen componentes tales como nitrosaminas, metales tóxicos, alcaloides, productos de la combustión orgánica y componentes volátiles orgánicos que aún pueden reaccionar con otros, volverse más tóxicos y dar origen a partículas ultrafinas con capacidad para penetrar en los pulmones y ser altamente nocivas para la salud.

Pero el impacto mayor que se genera por el consumo del tabaco en el medio ambiente proviene de la gestión de los residuos (tabaco de cuarta mano, TCM). Se estima que cerca de 10 millones de los 15.000 millones de cigarrillos vendidos diariamente en el mundo se desechan al medio ambiente. En la actualidad las colillas de cigarrillo suponen entre el 30 y el 40 % de los residuos recogidos en las actividades de limpieza de urbana y costera. Son también causa de incendios forestales por el abandono de colillas mal apagadas.

Los filtros de los cigarrillos están constituidos por acetato de celulosa, un polímero plástico no biodegradable que puede permanecer en el medio ambiente más de 10 años. Estos residuos de tabaco contienen más de 7.000 sustancias químicas tóxicas que envenenan el medio ambiente, algunas de ellas son cancerígenas para el ser humano. Cuando se desechan de forma inadecuada, las colillas se descomponen por la acción de la luz solar y de la humedad liberando lentamente los compuestos tóxicos que han sido retenidos por el filtro al fumar, como nicotina, metales pesados, hidrocarburos aromáticos policíclicos, fenoles e insecticidas, microplásticos, que impactan en la calidad de los ecosistemas, causando la mortandad en las especies y entrando en la cadena alimenticia, lo que conllevan graves impactos en la salud de las personas.

Las colillas es uno de los residuos más desechado de todo el mundo, pero por desgracia su gestión no se hace de forma correcta. En la actualidad la mayor parte de las colillas termina en el medio urbano y natural como basura dispersa, siendo las que afectan a las costas las que mayor impacto producen, otro porcentaje se eliminan a través de los sistemas de gestión de la red de aguas residuales y un porcentaje menor a través de la fracción resto de la recogida de los residuos municipales. Pero también tienen gran efecto los cigarrillos electrónicos, la eliminación en el medio ambiente de los cartuchos y las baterías de los cigarrillos electrónicos constituyen un gran problema ambiental. La mayoría de los cartuchos de plástico que se utilizan en estos aparatos no se pueden reciclar ni reutilizar y acaban en las cunetas, las calles y las aguas.

Es por ello que, para reducir el vertido de basura dispersa procedente de los residuos ocasionados por el consumo de productos del tabaco con filtros que contienen plástico, la nueva ley de residuos y suelos contaminados (LRSC) ha establecido que la gestión de este tipo de residuo deba llevarse a cabo mediante sistemas de responsabilidad ampliada del productor (RAP).

La Responsabilidad Ampliada del Productor es un concepto acuñado dentro de la política de la Unión Europea que se basa en el principio de “quien contamina paga”. El objetivo es garantizar que no se generen daños al medioambiente a través de una correcta gestión de los residuos, pero sin que el coste repercuta ni en la administración y ni en los ciudadanos que no consumen el producto. En definitiva, se traslada a los fabricantes el coste de la gestión de los residuos que generarán los productos que ponen en el mercado.

Esta responsabilidad se puede ejercer bien de manera individual (a través de sistemas de depósito, devolución y retorno) o mediante sistemas colectivos (SCRAP). La LRSC indica, en su artículo 60, que será el Gobierno quien establezca de forma reglamentaria los regímenes de responsabilidad ampliada del productor para los productos del tabaco con filtro y filtros comercializados para usarse con productos del tabaco antes del 6 de enero de 2023.

De esta forma los productores deberán sufragar al menos los costes siguientes:

a) Los costes de las medidas de concienciación.

b) Los costes de la limpieza de los vertidos de basura dispersa generada por dichos productos, incluida la limpieza en las infraestructuras de saneamiento y depuración, y de su posterior transporte y tratamiento.

c) Los costes de la recogida de datos y de la información, ya sean de recogidas regulares como puntuales debido a vertidos esporádicos o basura dispersa en el medio.

d) Los costes de la recogida de los residuos de dichos productos desechados en los sistemas públicos de recogida, incluidos la infraestructura y su funcionamiento y el posterior transporte y tratamiento de los residuos.

Y además especifica otros costes que podrán incluirse como son:

e) Los costes del establecimiento de infraestructura específica para la recogida de los residuos de dichos productos, como receptáculos apropiados para residuos en lugares donde se concentra el vertido de basura dispersa de estos residuos.

f) Costes asociados a medidas para el desarrollo de alternativas y a medidas de prevención con la finalidad de reducir la generación de residuos e incrementar la valorización material.

En relación a las medidas de concienciación se indica que las autoridades competentes deberán adoptar las medidas necesarias para informar a los consumidores y para incentivar en ellos un comportamiento responsable, con especial hincapié en los jóvenes, con el fin de reducir el abandono de basura dispersa de los productos del tabaco.

Estas medidas de información a los consumidores versan sobre la disponibilidad de alternativas reutilizables, los sistemas de reutilización y las opciones de gestión de residuos disponibles para estos productos, así como las mejores prácticas en materia de gestión racional de residuos aplicadas de conformidad con la jerarquía de residuos.  Sobre el impacto del abandono de basura dispersa que contienen plástico en el medio ambiente y en particular, en el medio marino. Y el impacto que estos residuos tiene en el sistema de alcantarillado.

Así mismo, la LRSC les impone a los productos del tabaco que se introduzcan en el mercado unas especificaciones de marcado que deberán ir de forma bien visible, claramente legible e indeleble.

Con estas medidas se pretende que se apliquen y refuercen los dispositivos existentes para obligar a los productores a hacerse responsables de los costos ambientales y económicos de la gestión de los residuos derivados de productos de tabaco y reducir de esta forma el impacto que producen en el medio ambiente.